El símbolo de la profesión médica son dos serpientes que se enroscar alrededor del legendario "Caduceo de Mercurio". También llamado "Labbiel".
Es el Príncipe de las Virtudes.
Tiene dominio sobre el mundo físico, nuestro cuerpo y todo lo relativo a las sanaciones. Representado con un bastón, es guardián fiel de los secretos del Templo e intermediario del matrimonio legítimo.
Tiene poder sobre el crecimiento, los cambios y las trasformaciones. Es uno de los siete Ángeles del Trono.
Se lo asocia con la imagen de la serpiente.
Es el jefe de los Ángeles de la Guarda, es el Ángel de la Providencia que cuida de toda la humanidad.
Gobierna como: Príncipe del Segundo Cielo, Jefe de la Orden de las Virtudes y Guardián del Árbol del Edén.
Se lo representa en compañía de Tobías, un hombre joven, y su perro, que lo acompañó tan fielmente en sus viajes como el supremo compañero de los cuentos de hadas.
Representa: El sanador de la Tierra y de los seres humanos. Guía en el Infierno, ya que es allí donde la curación resulta más necesaria.
Rafael porta un frasco dorado y un bálsamo. Se preocupa por los peregrinos, viajeros y a los que realizan peregrinajes hacia Dios. Lleva sandalias, báculo, un odre con agua, una alforja que cuelga se su hombro. También trae una espada o una flecha afilada. El es la medicina de Dios. Debe remediar los males de la humanidad y conducir a la nueva generación hacia el tercer milenio.
Vibra bajo la luz del rayo verde.
Día que le corresponde: Jueves y Domingo.
Virtudes: La verdad, la sanidad, la consagración de todo lo que crece en forma correcta.
Gobierna y protege el Oeste, el crepúsculo, la noche, el Otoño.
Representa la Primavera.
Se invoca este arcángel para la curación de enfermedades, tanto espiritual, física o mental y para la sanación de nuestro planeta. En los momentos en los cuales hace falta vencer la falsedad derrotando a una mentira.
Oh! poderosísimo Príncipe de la Gloria San Raphael,
llamado medicina de Dios,
salud de los enfermos, luz de los ciegos,
guía de los caminantes, protector de la limosna,
del ayuno y de la oración.
Por aquella caridad con que acompañaste
al joven Tobías y le guardaste de muchos peligros
librándole de la crueldad del demonio,
le preparaste un feliz matrimonio y
devolviste la vista a su anciano padre,
te pido, Oh! glorioso protector mío,
me libres de todos los males y peligros,
y me acompañes en la peregrinación
de esta vida mortal,
para llegar felizmente al puerto de la salvación,
el Reino de los Cielos.
Así sea.
Señor, que diste a tu hijo Tobías
por compañero de viaje al Arcángel San Raphael,
concédenos la gracia de estar siempre protegidos
por su custodia y asistidos por sus auxilios.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amen.
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