Introducción
Muchas veces pensamos ¿qué pasa en mi vida que no soy
feliz? ¿qué pasa que tengo problemas de plata? ¿qué pasa que me
persiguen los juicios y los acreedores? ¿qué pasa que conozco al hombre o
a la mujer indicados y en lugar de ir a su encuentro huyo? ¿qué pasa
que conozco a gente inadecuada que me guía a relaciones sin sentido y
sin felicidad?
¿Qué pasa?
Los actos buenos o malos que realizamos liberan
energía. Somos como un depósito de energías positivas y negativas. Quizá
somos conscientes de las cosas buenas que hacemos, pero hemos elegido
olvidar lo malo. O quizá no lo hemos olvidado, sólo nos hacemos “de la
vista gorda”.
El daño que causamos a una persona cuando la hacemos
sufrir, con o sin intención, libera una carga negativa que nos persigue y
consciente o inconscientemente, esa energía negativa anula la energía
positiva y nos reduce el saldo a “cero”, nos quedamos sin fuerzas,
desorientados, sin saber qué hacer y sin ganas de hacerlo. En resumen,
eso no nos permite ser felices.
Este ejercicio es para limpiarnos de esa carga de
energía, reconciliarnos con Dios, con nosotros mismos y con aquella
persona a la que dañamos. Posiblemente a esa persona no la volvamos a
ver, pero la enorme carga de amor, paz y luz que le enviamos (energía
pura y buena) le servirá para elevar sus niveles y superar sus propias
pruebas.
Recuerda que nadie se merece lo malo. Todos nos merecemos TODO lo bueno. Incluyendo a esa persona a la herimos.
Ejercicio para liberarnos de las cargas negativas del daño que hemos causado:
Este ejercicio puede ser agotador. Debe realizarse en
privado y en el lugar y momento en que nos sintamos cómodos. Para
mejorar el ambiente podemos encender una vela y un incienso (del color y
el aroma que nos provoque, debemos confiar en nuestra intuición) y
poner música relajante (clásica, o de sonidos de la naturaleza). Pero no
es necesario hacerlo. Recuerda que Dios nos escucha siempre.
Pasos:
- Pedimos a Dios que nos permita realizar esta liberación de cargas
del pasado, a los Arcángeles Zadquiel y Miguel que nos envíen sus rayos
de luz, y a nuestro Ángel de la Guarda que nos guíe en el proceso, con
una oración hecha con nuestras palabras y desde nuestro corazón.
- Reconocer con humildad que causamos un daño (una decepción cuando
incumplimos una promesa, cuando truncamos una vida, cuando burlamos una
inocencia o simplemente cuando no pudimos corresponder al amor que se
nos brindó).
- PerdonarNOS por
haberlo hecho. Pensar en que cuando hicimos ese daño nosotros éramos
como niños pequeños que no controlan cuando ensucian el pañal. Y que
ahora somos niños un poco más grandes y podemos limpiarnos solos, con la
guía de los “grandes” (Dios, nuestros ángeles y nuestro espíritu
inmortal).
- Frente a un espejo, ponemos los ojos borrosos y divisamos solo
nuestra silueta, la memorizamos y luego cerramos los ojos. Es
recomendable estar frente a un espejo, pero si no tenemos uno cerca,
podemos imaginarnos nuestra silueta.
- Con los ojos cerrados nos imaginamos que nuestra silueta es un
conjunto de átomos, que emiten luz violeta. De modo que vemos nuestra
silueta como una línea violeta llena de lucecitas violetas dentro.
- Con esta imagen en nuestra mente, pedimos que esa luz violeta nos
limpie de las cargas negativas, le pedimos que transmute (cambie) esa
energía negativa que nos persigue por el daño que hemos causado y que la
convierta en energía positiva, que nos permita ser felices y crecer
espiritualmente.
- Abrimos poco a poco los ojos. Respiramos. Posiblemente sintamos
deseos de llorar, no hay que reprimirlos. Posiblemente nos sintamos
cansados. Hay que tomarse un tiempo para relajarse, respirar. Sentir el
aire entrando en nuestros pulmones con energía positiva y sacando poco a
poco lo malo que tenemos dentro.
- Una vez recuperados, hacemos este Decreto del Arcángel Miguel:YO (decir tu nombre completo) decreto que cada célula de mi persona sea sellada en el Poder Irresistible del Amor Divino. AMOR DIVINO RODEA, AMOR DIVINO RODEA, AMOR DIVINO RODEA por el Círculo Azul del Arcángel Miguel, para que toda la energía negativa que haya podido causar con mis actos sea ascendida al Gran Sol Espiritual Central para ser purificada y devuelta a la Tierra en Amor Divino.Arcángel Miguel, Comandante de las Fuerzas de la Luz: TE INVOCO, Amado Príncipe Angélico vencedor de las tinieblas, VEN con el Fuego Sagrado desde el trono de Dios y quema todo lo que no sea la Voluntad de Dios que es vivir en prosperidad, salud mental, completa armonía y felicidad, en paz con los semejantes.ARCANGEL MIGUEL Y SUS PODEROSOS ANGELES DEL RELAMPAGO AZUL, LOS INVOCO. VENGAN Y SELLEN, VENGAN Y SELLEN, VENGAN Y SELLENAquí y ahora. Pasado, Presente y Futuro. Récord y Memoria de esta situación con EL FUEGO SAGRADO, LA LLAMA ARDIENTE DEL CORAZON DE DIOS.Así sea. Así sea. Así sea.
- Ahora, cerramos
los ojos y sentimos un círculo de luz dorada creciendo en nuestro pecho
(a la altura del final de las costillas, en la boca del estómago) y la
dejamos crecer y envolvernos. Y una vez envueltos, le pedimos a Dios que
envíe AMOR, PAZ y LUZ a la persona o a las personas (decir sus nombres
completos) a quienes les causamos dolor.
- Volvemos a
sentir nuestra respiración, nos conectamos con las emociones que
sintamos. En este momento es posible que estemos cansados, pero muy
aliviados.
- Damos gracias a
Dios Todopoderoso por permitirnos realizar este ejercicio, al Arcángel
Zadquiel y al Arcángel Miguel por prestarnos sus rayos de luz violeta,
azul y dorada, y a nuestro ángel de la Guarda por estar a nuestro lado.Repetir este ejercicio cuantas veces lo sintamos necesario. Pero recuerda que con hacerlo una sola vez es suficiente, si lo haces con fe y con amor.
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Respuestas a esta discusión
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muchisimas gracias Sylvia!!!!!
excelente ejercicio....
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