domingo, 12 de agosto de 2012

EL ANGEL FEO


El único ángel feo (antecedentes y descripción de personajes)

Un nuevo día, serafines, querubines y ángeles hermosos se dirigían a la reunión de cada mañana, sus blancas alas y rubios rizos parecían más hermosos con el amanecer.


Jezeliah acudía, muy detrás. Él no era como los demás, no era tan hermoso y ni siquiera tenía alas aún. Había intentado ganárselas varias veces, pero no lo conseguía, su cabello era negro, no dorado como el sol.

Los nueve coros estaban en sus lugares, en orden. Los ángeles pertenecen al noveno coro. Jezeliah se mantenía lo más atrás posible, se decía a sí mismo mientras las divinidades marchaban ante él: dichosos los serafines, tienen seis alas perfectas, yo ni siquiera tengo una.

Al terminar la reunión, cada cual tenía sus tareas del día.

- Me gustaría ser un ángel guardián, como ellos,-pensó cuando vio partir a sus compañeros a la Tierra-, pero nadie quiere un guardián tan feo como yo.

Regresó a su nube, a contemplar la Tierra, entonces, llegó un mensajero y le dijo: Es tu oportunidad, debes bajar a la Tierra, y ayudar a alguien.

- No puedo -dijo é.

El mensajero mostró desconcierto, Jezeliah siguió:

- No estoy hecho para esto, si Dios me hubiera querido como ángel guardián, me hubiera hecho hermoso, ¿porque me hizo así entonces?.

El mensajero le dijo: No lo sé, yo no te puedo contestar eso, - y señalándole a donde debía ir exclamó: -Ve ahí. Es un hospital para niños, niños muy enfermos.

Jezeliah partió. Cuando llegó, lo único que vio fueron caras tristes. No todo puede ser tan malo, pensó.

Jezeliah observa un niño que se fracturó el pie jugando fútbol, se acerca a él pero antes que diga algo le grita:

-¡¡Ah!! ¿Quién eres? ¡Un moustro!

-¿Puedes verme?... -Preguntó Jezeliah.

- Sí... Todos los niños pueden ver a Jezeliah a menos que él no lo permita. Soy un ángel, puedo ayudarte.

-¡No!, tú no eres un ángel, estas muy feo- grita el niño.

Jezeliah no dice nada más, se siente deprimido. Otra experiencia y ha sido rechazado de nuevo. Se sienta en la sala de espera y piensa: los ayudaré, pero no los dejaré verme.

Entonces escucha a la mamá de Daniela que dice:
-Por favor, Dios, manda aunque sea a uno de tus ángeles para que cuide a mi niñita, sé que sufre mucho. Por favor, mándame aunque sea a uno, el que tú quieras, para que le dé a mi hijita fortaleza y ánimo.

En eso Jezeliah sintió que él era el más cercano y más indicado para ayudar a esa niñita llamada Daniela y se apresuró a llegar al cuarto donde ella estaba.

Temeroso se acercó. No quería asustar a la niñita. En eso la pequeñita lo ve y le dice: angelito te habías tardado tanto en venir.

Y Jezeliah le contestó: Pero si soy tan feo...-y se le llenaron los ojos de lágrimas.

Daniela le dice: Creí que yo era la única fea por la enfermedad, pero de hoy en adelante tú me harás compañía. ¿Verdad que sí, angelito?, ¡dime que sí!

El ángel feo sintió mucho amor por esa pequeñita y se quedó con ella hasta que se durmió, entonces fue de inmediato con Dios a solicitar un supermilagro...

Un supermilagro era lo que Daniela necesitaba, entonces el ángel fue a ver a Dios y como creía que no lo conocía se empezó a presentar: Hola Dios, soy el ángel Jezeliah..., y Dios lo interrumpió: Sí ya sé quién eres, yo te creé y sé a que vienes, quieres que te haga un supermilagro pero no se va a poder...

- ¿Cómo que no se va a poder? Tú puedes hacer que Daniela se alivie. ¡¡¡Tú eres el único que la puede salvar!!!

- No, hay algo que tiene que pasar para que se haga el milagro...- dijo Dios.

-¿Qué es? Yo lo hago y listo, Daniela se salva -replicó Jezeliah.

- No, le dijo Dios, no se trata de hacer lo que tú quieres y ya. Yo tengo mi plan aún cuando tú, angelito, no lo entiendas.

En ese momento, el ángel apareció en la Tierra de nuevo, pero esta vez ya tenía alas y era hermoso. Se acercó a Daniela y ella no lo reconoció. De hecho, le preguntó por su amigo, el ángel feo.

Jezeliah le dijo: Soy yo..., pero Daniela no le creyó.

En eso entró en coma. El Dr. Lee y las enfermeras se apresuraron a ayudarla. El ángel se fue de ahí más triste que nunca. Cuando iba saliendo, vio a Alan, que estaba llorando. Alan lo vio, se asustó pero le gritó:

¡Oye tú!, Tú eres el que nos puede ayudar, ¿no?, pero, ¡no eres feo!. Daniela me contó de un ángel... un ángel feo"

Jezeliah dijo: Pero si yo soy feo, ¡mírame!

¡Claro que no! tienes esas hermosas alas blancas, eres el ángel más bonito que he visto... mmm aunque no he visto ninguno -comentó Alan.

Jezeliah se acercó a un cristal, vio su reflejo y se dio cuenta que había cambiado: ahora tenía alas y pelo dorado como el sol, pero, ¡por qué! si aún no había hecho nada para recibir sus alas. No comprendía nada.

Alan y él entraron de nuevo al hospital. Oyeron a los papás de Daniela hablando con el Dr. Lee que decía: no comprendo..., todo iba bien, algo le pasó a su hija, algo que no comprendo..., parece que ya no tiene ganas de vivir.

Alan volteó con Jezeliah: Tú eres su ángel, su ángel feo, ¡ayúdala!

Jezeliah regresó con Dios una vez más... sabía qué hacer. Tenía que ser el ángel feo de Daniela otra vez.

-Quiero ser el mismo de nuevo... no sé cuál sea tu plan... pero quiero ser el mismo ángel feo- le dijo a Dios.

Ese era mi plan- le contestó Dios.

¡¡¿Qué?!!- replicó Jezeliah.

Siempre has querido ser hermoso, crees que así podrás ayudar más a las personas, pero mira, ella te quiere como su ángel feo, no importa si no tienes cabello rubio, o alas perfectas, ¿entiendes?- le comentó Dios a Jezeliah lleno de ternura.

Entiendo- respondió Jezeliah- Ahora debo de regresar con Daniela.

El Dr. Lee hizo pasar a los padres de Daniela al cuarto. Él pensó que serían los últimos minutos. Jezeliah se apresuró en llegar y entró al cuarto. Daniela sintió su presencia. Jezeliah le susurró al oído: Estoy aquí, soy tu ángel, tu ángel feo, despierta, por favor, te necesitan...

Todos estaban llorando conmocionados cuando Daniela despertó.

Jezeliah siguió con ella. Tres meses después ella salió del hospital.

-¡Te ves tan bien!- le decía Alan a cada rato.

Daniela había recuperado todo. Era como antes, no podía ver a Jezeliah, pero cada que estaba sola decía: Angel feo, ¿sigues ahí?.

-Sí Daniela, para siempre...

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"Cuando hay mucho amor, siempre hay milagros"
Willa Cather
"Recuerda, la felicidad no depende de lo que eres, o
de lo que tienes, depende solamente de lo que crees"
Dale Carnegie

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Autores:
Incio y fin de cuento:
Nayelli González Ruiz y Kimberly Shay. Guadalupe, Nuevo León, México.
Otros participantes:
Tishos. Guadalupe, Nuevo León, México

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